El gran problema de las máximas utilizadas en el poker es que, mediante la repetición, se convierten inevitablemente en verdades que parecen incuestionables y de esta manera producen el efecto indeseable de distanciarse de su concepto original cuando su uso se restringe únicamente al método. Un ejemplo clásico es el cálculo M, que se basa en la idea de que es necesario ser más agresivo cuando las ciegas y los antes comprometen una gran parte de tu stack, además de ser un indicador del margen de maniobra que queda en términos de supervivencia en un torneo. A partir de este concepto se creó el sistema de zonas, una forma práctica de aplicar el concepto. Y luego estás en un torneo, tu M está cerca de 7 y decides aplicar el método, yendo all in. Sin embargo, hay varias otras opciones creativas que se pueden utilizar en lugar de shoving, como stop and go (que, al menos psicológicamente, creará dudas adicionales en los oponentes). En este caso, el método, aunque eficaz, resume sus posibilidades de acción. Por eso la práctica del cuestionamiento resulta interesante en el estudio y la búsqueda de diferentes formas de jugar al póquer. Para obtener más información sobre el sistema de zonas y el factor M, haga clic aquí.

Bien, esta introducción es sólo necesaria para que podamos abordar y cuestionar el tema principal de este artículo, el bluff, que no sólo es una de las maniobras más llamativas y notorias del poker, sino que sin duda es una de las que ayudan a definirlo. La máxima “Un buen farol cuenta una historia” obviamente tiene sentido, y es invariablemente una de las primeras y más recurrentes que se presentan a quienes buscan mejorar su juego. Además, sólo adquiere sentido cuando empezamos a considerar el póquer como un juego de interacción y no exclusivamente un juego de cartas.
Sin embargo, la frase no es lo suficientemente completa cuando se trata de los diferentes formatos que puede adoptar un farol. Además del conocido “puro bluff”, son más comunes otras formas de engañar al oponente, como el semi-bluff y el float. Es posible apostar a que se formará una escalera o color cuando la mesa favorece, lo que es oportunista y común en los tableros; podemos usar y abusar de las c-bets, siempre que su frecuencia no genere desconfianza; o incluso recurrir a robar ciegas, atacando en posición. E incluso sin una historia detrás, puedes apostar contra el jugador inexperto, que se rendirá antes siquiera de pensar en algo mejor que hacer.
Desde este punto de vista, el farol es un recurso recurrente, utilizado para intentar manipular la mano a tu favor y en consecuencia, la del oponente, que es la clave de esta ecuación. El farol se convierte en una constante incluso cuando no consideramos que en realidad estamos faroleando. Suponiendo que en cada mano utilizaremos todos los recursos y conocimientos adquiridos para extraer más valor, obligar al oponente a rendirse y además perder menos. Por lo tanto, el engaño, en el sentido de manipulación, es parte y condición de esta interacción.
Quizás por eso, lo que haría más tangible la frase sería colocar en ella al elemento principal, es decir, el adversario. Sería así: “Un buen farol cuenta una historia a quienes lo entienden”. Pero después de todo ¿quién es el oponente? ¿Cómo reacciona? ¿Qué implicaciones genera esta interacción entre jugadores? Veamos un ejemplo. Lex Veldhuis, el holandés ultra agresivo que pasó de los videojuegos al póquer, es el tipo de persona que puede hacer que cualquiera en la mesa se sienta incómodo. Un fanfarrón incontrolable, es visto por algunos como un simple lunático al que le gusta aparentar, pero otros defenderán su estilo, asumiendo que hay una razón detrás de su aparente locura. Aunque nunca he jugado contra él, lo he visto sobre el tapete en las WSOP 2011, y también he podido ver algunos vídeos de sus jugadas en internet, pero algo que me llamó la atención fue un artículo con su nombre que encontré en un portal de poker, donde Veldhuis explica su visión del juego aplicada a los torneos. Haga clic aquí para consultar el artículo.
En este breve artículo, menciona que su imagen de loco idiota (sic) en la mesa contribuye al éxito de sus jugadas, y en cierto punto del texto, dice que si los jugadores perciben que está faroleando constantemente, no faroleará menos como se espera, sino que faroleará aún más para obligar a su oponente a rendirse.
Por eso, entiendo que la máxima del buen faroleo, aunque se repita, aún necesita ser explorada más y mejor escrita, porque, si el curso del juego determina y es determinado por la dinámica de las interacciones entre los jugadores, los factores emocionales juegan un papel importante en el póquer, y en consecuencia, en el faroleo. Vea por ejemplo este vídeo:
El primer bluff sale adelante y lo demuestra. El segundo farol consecutivo también termina pasando, y vuelve a mostrar sus cartas. En el tercer farol, es difícil creer que volvería a farolear... ¿y en el cuarto? ¿Y en el quinto? Entonces ¿tiene valor ahora o no? Esta duda comienza entonces a formar parte del conjunto de decisiones que el oponente debe tomar.
Si tu imagen y tu forma de jugar influyen en las decisiones de tus oponentes, podemos considerar el faroleo en otro nivel, donde entender cómo piensan tus oponentes sobre el juego y afrontan las situaciones es tan efectivo, si no más, que contar la historia. Pero esto no es una calle de un solo sentido, y en un juego interactivo como el póquer, quizás el éxito de un farol sea ser atrapado faroleando, porque solo entonces la mesa puede evaluar tu estilo y considerar que al menos estás tratando de usar el farol como un recurso. De esta manera, comienzas a construir el camino para generar dudas razonables y presentes en las mentes de tus oponentes.
Así que ahí va nuestra máxima, una vez más reciclada y sorprendentemente contradictoria, donde el farol está más allá del farol: “Un buen farol es aquel en el que te atrapan”.
Marco Naccarato es empresario, diseñador, jugador de póquer y autor del libro Floating in Vegas, que trata sobre las pequeñas apuestas en los casinos de Las Vegas (disponible en el sitio web www.floatinginvegas.com.br). Naccarato estrenó su columna en el sitio web Aprendendo Poker de Leo Bello en febrero, y se lo puede encontrar en el Foro PD bajo el apodo de Carcamano, y cada 15 días en la sección de artículos del portal PokerDicas. Para contactar con el autor, envíe un correo electrónico a [email protected].